jueves, 12 de diciembre de 2024

ENCICLOPEDIA DE LAS CARICIAS.EL ARTE DE ACARICIAR.

ENCICLOPEDIA DE LAS CARICIAS.EL ARTE DE ACARICIAR.

 

En los preliminares sexuales,las caricias son un elemento fundamental.Pero nos vamos a centrar en las ‘amistosas o decentes’,en las distintas personas. Su convivencia está mediada por acciones positivas como las caricias, los abrazos y los besos. Mientras que otros son felices, en ausencia de caricias, pero las sustituyen con bienes materiales.

 

Antecedentes sobre la importancia de las caricias

El tema de las caricias toma relevancia científica a finales del siglo anterior, pues no se le consideraba importante.

Las primeras investigaciones se relacionaron con el estudio del tacto y el apego.

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y debajo de ella existen terminaciones nerviosas esenciales, relacionadas con el tacto entre las que se destacan: los corpúsculos de Meissner (registran la sensibilidad al tacto), los corpúsculos de Pacini (encargadas de percibir la presión y las vibraciones) y los receptores táctil C (especializadas en el tacto suave y agradable).

Las caricias son imprescindibles desde el nacimiento del ser humano y si no se reciben causa gravísimos daños a nivel físico, afectivo y emocional.

Las caricias son analizadas a través del modelo de la unidualidad salud-enfermedad. Cuando se reciben crean profundos estados de salud, bienestar y desarrollo óptimo en el ser humano, y cuando se suprimen o se privan de ellas, generan el efecto inverso, creando problemas en las relaciones sociales, el establecimiento de vínculos afectivos y emocionales, además de problemas en la socialización, dando como resultado un duelo progresivo por la pérdida de la salud, muchas veces llegando a la muerte.

El aspecto esencial de las caricias en el ciclo vital del ser humano, inicia con el nacimiento y pasa por diferentes fases: la relación social, el establecimiento de vínculos sociales, la interdependencia en la afiliación social, la formación de vínculos pasando por dos fases; el apego y la socialización.

Debido a que las caricias afectan todas las dimensiones del ser humano, puede definirse como una conducta: biopsicosocialtrascendental.

La trascendencia de las caricias en los seres humanos, afectan todas las áreas de su desarrollo, pues en lo positivo toman la forma de: abrazos, tocamientos positivos y consensuados, masajes, besos, palmadas de agradecimiento, expresiones verbales, una mirada positiva, gestos y palabras de reconocimiento y gratitud entre otras más.

Recibir o no caricias, influyen fuertemente en el desarrollo de los seres humanos. De tal suerte que existe una correlación entre la calidad de las relaciones sociales positivas, el establecimiento de vínculos afectivos, vividos en la primera infancia y la capacidad de establecer relaciones íntimas en la edad adulta.

En las relaciones de pareja, un indicador muy importante en el diagnóstico de la salud de la misma, es la presencia e intercambio de diferentes tipos de caricias mutuas y consensuadas. Mientras que, por el contrario, su ausencia pronostica el deterioro o el fin de la relación, fundamentalmente cuando la pareja no se besa, no se abraza y no se acaricia.

Conocer la forma como se establecen los vínculos sanos en las relaciones sociales humanas, nos permitirá tener personas más sanas como sociedad, con una interacción social enfocada más de convivencia y no de competencia.

 

Mundo interno y mundo externo

El papel fundamental de los órganos de los sentidos, es servir de interface o mediador del ambiente externo que nos rodea y de la forma como lo interpretamos en nuestro mundo interno. “El propósito fundamental es recabar información acerca del medio circundante para poder sobrevivir”. (Braun, 2011, p. 9).

 

Por interfase se entiende también el concepto de transductor, es decir los órganos de los sentidos transforman los estímulos exteriores físicos y químicos, en señales eléctricas que transmiten nuestros nervios y nos permiten: ver, oír, degustar, oler y tocar. Por ejemplo, cuando escuchamos un ruido o un sonido, se producen ondas acústicas o vibraciones que empujan el aire y son captadas por nuestros oídos, y transforman o transducen esas ondas sonoras en señales eléctricas, luego entonces podemos escuchar una bella melodía o un ruido estruendoso que lastima nuestros oídos.

 

En la interpretación clásica de los órganos de los sentidos se distinguen: el tacto, el gusto, el olfato, el oído y la vista.

 

La pregunta a responder fue: ¿Por qué las caricias tienen tanto poder en el ser humano?

 

Para tal propósito, se utilizó el metamodelo de salud-enfermedad (Barrera, 2022), para llevar a cabo la investigación, que distingue:

 

Un objeto de estudio: la unidualidad salud y enfermedad; en este caso el recibir caricias y en su contraparte suprimir o evitar las caricias.

Incorpora, al menos cuatro dimensiones de análisis: Biológica, Psicológica, Social y Sociocultural.

Dos estructuras: una analítica que clasifica la información en dimensiones y otra interpretativa, encargada de estudiar el sentido común, las creencias, el conocimiento, los mitos y verdades de las personas analizadas.

Y, se procedió a analizar las caricias diferenciadas en tres factores cualitativos, encontrando los siguientes factores o agrupaciones de variables cualitativos:

Todos los órganos de los sentidos son importantes, porque nos permiten percibir el mundo exterior y obtener información del entorno, los estímulos percibidos a través de los órganos de los sentidos, nos ayudan transformándolos en impulsos nerviosos que son detectados por sensores, células, corpúsculos o terminaciones nerviosas especializadas, que llegan posteriormente al cerebro donde son categorizados, almacenados, recuperados y reinterpretados para actuar en consecuencia, de tal suerte de emitir posteriormente una reacción o respuesta.

 

El tacto

La presente investigación, gira exclusivamente en torno al tacto y al poder de las caricias. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, nos protege del medio externo y contiene millones de receptores sensoriales: perciben la presión, la temperatura, el dolor, el placer, la textura, la forma, la dureza o la suavidad. Debido a todas estas características podemos distinguir cuando un tocamiento es suave como una caricia o agresivo cuando alguien nos pretende hacer daño.

 

La piel de cada parte del cuerpo tiene diferentes tipos de sensores: de forma global se estima que tenemos 5 millones de receptores debajo de la piel; los labios tienen 1 millón de terminaciones nerviosas, las yemas de los dedos tienen alrededor de 3 mil terminaciones nerviosas, el clítoris tiene 8 mil terminaciones nerviosas que estimulan 15 mil terminaciones nerviosas del área pélvica; el pene tiene 4 mil terminaciones nerviosas.

 

“El sentido del tacto comprende la percepción de estímulos mecánicos que incluyen contacto, presión y golpeo… Cuando tocamos algún objeto con un dedo, por ejemplo, ocurre una deformación en la piel… Debajo de la piel, en el área que se ha deformado hay muchas terminaciones de fibras nerviosas que, en general, están entremezcladas… En los últimos años se ha descubierto que la modificación en la tensión de las membranas de las células nerviosas origina una señal nerviosa que se transmite finalmente hasta el cerebro”. (Braun, 2011, pp. 100-103).

 

Caricia Pareja

La polisemia del concepto caricia

“La caricia se define como el contacto suave entre las pieles de los amantes para expresar amor o deseo sexual. Las caricias se hacen con la mano, pero todo el cuerpo es capaz de dar y recibir tocamientos. Se hacen de muchas maneras, como es el roce, la presión, el apretón, el pellizco, el rascado, las palmadas, el masaje, el abrazo, las cosquillas, el soplido, la frotación de la piel, y el entrelazar las piernas y los brazos o tomarse de la mano. La caricia no es exclusiva del hombre y se observa en el cortejo sexual de los mamíferos”. (Orlandini, 2024, p. 200).

 

“Podríamos definir la caricia como todo estímulo intencional dirigido de persona a persona, que puede ser gestual, simbólico, escrito, verbal o físico y que tiene posibilidad de ser respondido por parte de quien lo recibe … La caricia y el abrazo son vínculos afectivos que sirven para expresar nuestros sentimientos hacia quienes queremos”. (Zubiri, 2011).

 

Dice el empresario y escritor Álex Rovira: “Cuando un ser humano no sabe cómo obtener caricias positivas, hace lo posible para obtener caricias negativas, antes que no tener un tipo de feedback (retroalimentación) de reconocimiento y atención”. (CELA, 2016).

 

Las caricias se presentan en muchos formatos que implican contactos positivos, tales como: abrazos, masaje, tocamientos consensuados, frotaciones, entrelazamientos de piel con piel que se dan o se reciben. Sin embargo, no se les prestó importancia sino hasta finales del siglo anterior, en donde se convirtieron en objeto de estudio como se verá más adelante. La poca relevancia que se le dio a este tema fue tal, qué en diccionario de la APA en su versión del 2010, no aparece.

 

Sin embargo, las caricias son: el toque que transforma, tiene un poder curativo, fortalecen las relaciones sociales, son capaces de sanar en lo físico y en lo emocional, fortalecen los vínculos emocionales, es una fuerza silenciosa de amor, rompen las barreras de cualquier idioma, cambian el crecimiento y el destino de los seres humanos y transforman sus vidas.

 

La perspectiva de la biología en las caricias

La Biología, “es el estudio científico de la vida. La vida constituye una manera de captar y utilizar la energía y la materia prima. La vida es una manera de percibir y responder al medio ambiente. La vida es la capacidad de reproducirse… se basa en observaciones sistemáticas, hipótesis, predicciones, y pruebas observacionales y experimentales” (Starr & Taggart, 2004, p. 3). La Biología analiza, la genética, la anatomía cerebral, el sistema nervioso (central y periférico), los desequilibrios bioquímicos, la vida molecular y más.

 

“El sistema de calma y contacto esta relacionado con la confianza y la curiosidad y no con el miedo, la amistad en lugar de la agresividad … Solo el 10% de los estudios trata del sistema parasimpático, el cual está relacionado con el descanso y el crecimiento”. (Uvnäs, 2009, pp. 10-11).

 

La perspectiva biológica considera que los trastornos mentales o las enfermedades físicas, están altamente correlacionadas con un desequilibrio o mal funcionamiento: atómico, celular, de órganos, tejidos o sistemas. Sin embargo, aun teniendo desde el nacimiento una plena salud física, la influencia de un ambiente adverso puede crear condiciones de desarrollo completamente desfavorables. Afectando el desarrollo del ser humano, creando enfermedades físicas y mentales, que le podrían llevar hasta la muerte.

 

El factor biológico cualitativo relacionado con las caricias tiene diferentes sub factores

En este factor, se encontraron diferentes sub factores cualitativos:

 

Sub factores fisiológicos: los corpúsculos de Meissner (registran la sensibilidad al tacto), los corpúsculos de Pacini (encargadas de percibir la presión y las vibraciones) y los receptores táctil C (especializadas en el tacto suave y agradable), el Sistema nervioso parasimpático o Sistema de calma y relación, todos ellos afectan la salud física.

Sub factores como respuesta a estímulos percibidos: son una necesidad biopsicosocialtrascendental básica, son imprescindibles en la maduración y crecimiento del cerebro. Las caricias son activadoras de la excitación y del pulso cuando estamos enamorados, actúan como analgésicos, producen respuestas similares en el cerebro a las ondas de relajación cuando dormimos profundamente, son reacciones neuroquímicas positivas: producen oxitocina, dopamina y serotonina en lo positivo, son reductoras del ritmo cardiaco. Producen conductas que prolongan la vida, activando conductas que mantienen sano al organismo y activan del sistema inmunológico.

Sub factores como estímulos percibidos: Una caricia, puede presentarse como un soplido, un roce, un rascado, el contacto al tomar de la mano, poner una mano en el hombro, a través de las cosquillas, por la frotación de piel con piel, un masaje, una palmada. Como una reacción las caricias pueden percibir: la suavidad, la textura, el calor, los abrazos, los besos, los masajes, las palabras positivas, el reconocimiento, la gratitud y más.

El tacto y el olfato, a menudo se les relaciona con las emociones y ser muy cuidadoso, se convierte en: “tener tacto para hacer o decir las cosas”; mientras que “tener los nervios a flor de piel”, se relaciona con tener miedo o hacer cosas muy arriesgadas.

 

La piel es nuestro mayor órgano, pesa alrededor de 4-5 kilos en promedio y nos protege del mundo externo, se renueva cada 28 días, cubre un área de aproximadamente 2 metros cuadrados, tiene al menos cinco tipos de receptores que responden al dolor y al tacto. “Una persona promedio tiene alrededor de 300 millones de células cutáneas. Una pulgada cuadrada de piel tiene alrededor de 19 millones de células y hasta 300 glándulas sudoríparas”. (DermSpecialists, 2024).

 

La piel tiene células, terminaciones nerviosas y corpúsculos. “El tacto también adquiere papeles fundamentales en la comunicación: el acicalamiento mutuo, los arrumacos, las caricias y besos, incluso las cosquillas están entretejidos, en nuestras vidas sociales, sexuales y familiares”. (Turney, 2018, p. 144). Algunas células táctiles son: las células de Merkel que detectan los bordes y las superficies; las terminaciones nerviosas de Ruffini, que perciben el estiramiento de la piel; los corpúsculos de Meissner captan los roces más sutiles; los corpúsculos de Pacini, se encargan de la sensación de presión profunda y la de vibración. Y, los receptores táctiles “C”, especializados en las caricias suaves, fueron descubiertos a finales del siglo anterior, es un nuevo sistema sensorial, descubierto por el Doctor Martin Grunwald, del Instituto de Psicología Cognitiva de la Universidad Friedrich Schiller de Jena.

 

Al doctor Martin Grunwald, le interesan las caricias desde principios de los años 90as. Y, menciona que: “Simplemente con el estímulo del tacto la bioquímica de nuestro cerebro cambia de forma drástica, en positivo, un estímulo táctil tiene siempre como consecuencia una reacción de todo el cuerpo y un cambio en el organismo que afecta tanto al bebé como al adulto”. (Kaden, 2022). Las fibras táctil C, son el pegamento social del cerebro social.

 

Los receptores de la piel nos indican si se trata de un contacto agradable o desagradable. Las caricias, son sentidas por nuestra piel, vibran en ella y se meten debajo de ella.

 

En el año 2 mil, el profesor de Neurociencia, de la Facultad de Ciencias Naturales y Psicología, Universidad John Moores de Liverpool; Francis McGlone, descubrió un tipo muy especial de fibra nerviosa, especializada únicamente en el tacto suave y agradable, no proporcionan información sobre el mundo exterior, como el sentido del tacto hasta entonces conocido, más bien, si nos agrada o no el contacto físico. “El descubrimiento de los receptores táctil C, fue importante, al rescatar las caricias como una necesidad básica y absoluta, como el aire que respiramos y los alimentos que comemos”. (Kaden, 2022).

 

La perspectiva Psicológica de las caricias

La Psicología estudia todo lo que los seres humanos hacen. Desde esta perspectiva, se analizan variables como: la personalidad, la cognición, las emociones, el aprendizaje, el manejo del estrés, la autoestima, la autoeficacia, los traumas infantiles y los encuentros y desencuentros con otras personas, el efecto de las relaciones sociales, los vínculos socioafectivos como el apego o desapego y muchos otros elementos más.

 

Se utilizan muchas perspectivas teóricas como el psicoanálisis, el conductismo, las teorías humanistas, cognitivas, del aprendizaje social, incluyendo las neurociencias solo por citar algunas. Sin embargo, ninguna de ellas se considera dominante y más bien en un enfoque práctico se hace uso de todas ellas para explicar lo que hace el ser humano.

 

 

Desde esta perspectiva, aun tomando en cuenta los eventos adversos que enfrenta una persona como psico traumas o condiciones que no favorecen su desarrollo óptimo, se toman en cuenta factores biológicos, sociales, culturales, antropológicos y de otras ciencias más para contar con mayores recursos para explicar de forma más holística el comportamiento humano.

 

Y, en los manuales especializados como el DSM-V de la APA o el C-10 de la OMS, aparecen los síntomas asociados a un trastorno o padecimiento mental, para poder identificar la presencia de una alteración mental.

 

En el presente análisis se encontraron los siguientes factores y subfactores cualitativos relacionados con las caricias, que forman parte del Factor Psicológico:

 

El Factor Psicológico cualitativo relacionado con las caricias

El sub factor cualitativo relacionado con conductas consensuadas: Abrazos, besos, apapachos, entrelazamiento de piernas, brazos, manos. Son necesarias para desarrollar un sentido de identidad y crear vínculos de apego (cuidados físicos y seguridad emocional).

El sub factor relacionado con las Emociones/Sentimientos

A continuación, se describen tres grandes familias de emociones, relacionadas con las caricias y señaladas por Eduardo Punset, en su maravilloso libro “Diccionario de emociones y fenómenos afectivos (Punset, Bisquerra y Laymuns, 2018).

 

Familia del Amor: Las caricias se transforman en; Afectos, Aceptación, Afinidad, Aprecio, Amor, Autoestima, Bondad, Calidez, Cariño, Cercanía, Compromiso, Confianza, Consuelo, Deseo, Dulzura, Enamoramiento, Empatía, Estima, Filiación, Lealtad, Reconocimiento, Respeto, Sensibilidad, Sociabilidad, Solidaridad y Ternura.

Familia de la alegría: Las caricias son; Alegría, Alivio, Deleite, Disfrute, Eustrés o estrés positivo, Gratificación, Gratitud y Placer.

Familia de la Felicidad: Las caricias se manifiestan en; Bienestar (Emocional, Físico, Psicológico, Social y Subjetivo), Calma, Equilibrio, Felicidad, Paz interior, Placidez, Plenitud, Relajación, Satisfacción, Serenidad, Sosiego y Tranquilidad.

Salud: Salud psicológica y emocional.

Somos seres relacionales que necesitamos interactuar en una sociedad para sobrevivir. Vivimos relaciones de dependencia desde nuestro nacimiento y eso es normal, pues dependemos completamente de nuestros padres, tutores o cuidadores desde las primeras etapas de la vida.

 

Sino formáramos vínculos de apego, que son los cuidados físicos y la seguridad emocional que nos proporcionan generalmente nuestros padres, no habríamos podido sobrevivir y sería imposible contar con una salud, física y emocional.

 

El apego ha sido analizado por grandes especialistas como la psicoanalista Sue Gerhardt, y muchos otros más, donde se analizan los estilos de crianza. A continuación, se reseñan algunos de ellos:

 

El psicólogo estadounidense Harry Harlow, en la década de los 60as, demostró la importancia del tacto en el apego infantil. Su experimento mostró, como la separación materna y el aislamiento, generaba efectos negativos muy importantes en las crías. El afecto y la seguridad emocional que les da la madre, a sus crías, es tan importante como la necesidad de alimentación. Por lo tanto, las caricias y el afecto, son tan importantes como la alimentación, y la sola alimentación no basta para lograr la salud de las crías.

La psicóloga e investigadora Mary Ainsworth, a finales de los 60as, desarrollo una de las primeras teorías relacionada con el apego. Su teoría describe la interacción entre los seres humanos a largo plazo. Su postulado más importante, señala que un recién nacido, necesita desarrollar una relación o crear vínculos con al menos un cuidador o alguien que se haga cargo de él/ella para que su desarrollo socioemocional, se produzca con normalidad o con relaciones óptimas.

Posteriormente, el psicólogo británico John Bowlby entre los años 70as y 80as, desarrollo la teoría del apego. Y explicó como los seres humanos tienen una tendencia innata a buscar el contacto y la proximidad con sus cuidadores (padres o tutores), especialmente en momentos de peligro o angustia. Y, propuso diferentes estilos de apego para explicar esta conducta, estos van de lo funcional a lo disfuncional: Apego seguro, Apego ansioso y ambivalente, Apego evitativo y Apego desorganizado.

Un ejemplo más en la época de los 90as, lo mostró el médico psicoanalista René Spitz, quien estudio a niños en orfanatos en situación de abandono, a quienes solo se les proporcionaba alimento, quienes no tenían movimiento, cariño y atención. Y, cuyas consecuencias fueron: depresión anaclítica o síndrome depresivo, presente en los primeros meses de vida de un niño debido a la separación prolongada de la madre, cuyas consecuencias se reflejan en el bebé con: pérdida de peso, detención del crecimiento, irritabilidad, cese del llanto, apatía e indiferencia a los estímulos.

Un ejemplo espeluznante, fueron los hallazgos en los orfanatos de Rumanía a finales de los 80as. El dictador Nicolae Ceausescu y su esposa Elena Petreșcu, fueron fusilados el 25 de diciembre de 1989. Tras un régimen totalitario, se encontraron en orfanatos descuidados, con poco personal, sin medicamentos y sin condiciones higiénicas favorables a niños que vivían ahí. Cuenta el científico Nathan Fox, profesor en el Departamento de Desarrollo Humano de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, que: la negligencia de abandono “fue el resultado de años de ausencia absoluta de estímulos. No hubo una interacción típica entre un cuidador y un niño, entre una madre y un niño. Nadie los atendió cuando lloraban; los niños eran maltratados físicamente, no recibían alimentación adecuadamente y sus condiciones higiénicas eran lamentables”. (BBC News Mundo, 2019). En conclusión, los estudios científicos de la época, mostraron que el abandono, la adversidad y el estés tóxico de la niñez y la infancia afectaban el desarrollo integral y el comportamiento global de los niños.

El enfoque teórico desde las teorías del apego

Las teorías del apego se dividen en dos grandes tendencias:

 

Una de ellas lo considera como una relación social instintiva;

La otra lo define como una relación adquirida, como respuesta a los cuidados impartidos al niño. (Fischer, 1990, p. 34).

Muy probablemente, sucesos tan desafortunados como los ocurridos en Rumania, fueron los antecedentes que permitieron que las caricias como concepto se convirtieran en los 90as y al inicio de este siglo, el objeto de estudio de múltiples investigaciones como las llevadas a cabo por los doctores: Francis McGlone, Martin Grunwald, Rebecca Böme, y Rochelle Ackerley, en diferentes partes del mundo.

 

Por otra parte, el doctor chileno en ciencias biomédicas Alexies Dagnino Subiabre, junto con sus colaboradores, descubrieron que el cerebro se defiende del estrés tóxico mediante las caricias y que la estimulación en la piel podría ayudar a evitar enfermedades mentales.

 

El estrés por derrota social o bullying, cuando se mantiene por al menos dos semanas continuas, provoca un fenómeno celular llamado neuroinflamación. Descubrimos también que esa neuroinflamación, ocurre en áreas específicas del cerebro —donde se regulan las emociones, el aprendizaje, la memoria y la cognición— es el primer fenómeno biológico que antecede a las enfermedades mentales como la depresión y neurodegenerativas como la demencia y el Alzheimer. (Palma, 2021). Aunque el experimento fue llevado a cabo con roedores, vale la pena aclarar que estos animalitos son lo más parecido a los seres humanos en su comportamiento hormonal, tienen los mismos tipos de órganos y sistemas corporales que los humanos, y alrededor del 95% de sus genes son idénticos.

 

Las caricias tienen varias vías de transmisión, una es la imitación, el contagio, y la expresión de las emociones y los afectos. Transmitimos estas conductas desde el nacimiento del bebé e incluso antes, cuando se expresan los deseos positivos de su llegada. Existen muchas clasificaciones de las emociones, partiendo de las emociones básicas de Paul Ekman: miedo, tristeza, ira, alegría, sorpresa y asco. En su libro Universo de las Emociones, Eduard Punset y sus colaboradores, las describen en familias: negativas, positivas y ambiguas.

 

Madre Acaricia Bebe

Las emociones positivas se transmiten con las caricias. Las emociones positivas son las que aportan bienestar: alegría, felicidad, amor, etc. (Punset, Bisquerra & Laymuns, 2018, p. 79). Dentro de la familia de las emociones positivas se destacan: la familia del amor, de la alegría y la felicidad (Punset, Bisquerra & Laymuns, 2018, pp. 161-166), mismos estados emocionales y afectivos que se transmiten con las caricias.

 

Por otro lado, cuando un bebé es acariciado, puede distinguir entre su yo y los otros. “El Yo, es un ser social que usa símbolos y puede reflexionar sobre su propio comportamiento”. (Franzoi, 2007, p.12).

 

Un aspecto muy importante, es que para poder relacionarnos con nuestro entorno, lo aprendemos a hacer a través de los opuestos: lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad, la luna y el sol, y en este caso la salud y la enfermedad, mediada con recibir caricias o suprimirlas para conocer sus efectos.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Su contraparte sería la enfermedad; «Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible». (Herrero, 2016). Recibir caricias es sano y positivo, no recibirlas o suprimirlas enferma a cualquier ser humano.

 

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El factor cualitativo social

“La Sociología es el estudio sistemático de la Sociedad humana. Es, sobre todo, una toma de conciencia, una manera de pensar y de entender de una forma crítica los fenómenos sociales”. (Macionis & Plummer, 2011, p. 4). La dimensión social analiza: la familia, las relaciones de apoyo social, las necesidades humanas, las comunidades, las condiciones de pobreza y más.

 

En el presente análisis se encontraron los siguientes subfactores cualitativos relacionados con las caricias:

 

El sub factor Social cualitativo, relacionado con las necesidades sociales son:

Necesidades Fisiológicas, de seguridad, de pertenencia/afiliación y amor o sociales, de estima o reconocimiento, de autorrealización.

El sub factor cualitativo, relacionado con aspectos psicosociales son:

Apoyo social, cercanía o proximidad, relación social (contacto social), Establecimiento y Fortalecimiento de vínculos, Formación de vínculos sociales, afectivos y emocionales (apego y socialización), Conexión social, Identidad Social, modelado del yo.

El sub factor cualitativo, relacionado con la Interacción social son:

Compañía social, comunicación, estímulos escritos, estímulos gestuales (sonrisa), estímulos simbólicos y estímulos verbales.

En la época de los sesentas del siglo pasado, en contraposición al psicoanálisis y al conductismo, surgió la corriente humanista. La crítica al psicoanálisis es que fundamentalmente se enfocaba en las conductas patológicas de los sujetos y con respecto al conductismo, el argumento más recalcitrante, es que no solo lo que se puede observar es susceptible de ser analizado.

 

La corriente humanista se centraba en los valores e interés de los hombres, y estudiaban el lado amable de la conducta centrándose en las fortalezas y virtudes del ser humano.

 

Y, uno de sus exponentes más representativos fue el psiquiatra y psicólogo humanista Abraham Maslow. Creía que los seres humanos son buenos por su naturaleza y que buscaban alcanzar de manera natural sus potenciales.

 

“La teoría de la personalidad de Maslow no está basada en las historias de caso de pacientes (como sucedía en el psicoanálisis), sino en la investigación de adultos creativos, independientes, autosuficientes y realizados”. (Schultz & Schultz, 2009, p. 300). Maslow, llegó a la conclusión que nacemos con las mismas necesidades instintivas que nos permiten alcanzar nuestro máximo potencial al crecer y desarrollarnos.

 

“Maslow propuso una jerarquía de cinco necesidades innatas que activan y dirigen la conducta humana, a saber: las necesidades fisiológicas, de seguridad, de pertenencia y amor, de estima y de autorrealización. (Schultz & Schultz, 2009, p. 303).

 

La pirámide de las necesidades innatas de Maslow, está organizada de las más básicas y fuertes a las más débiles

 

Necesidades fisiológicas: comer, beber, dormir, respirar y el sexo. Son básicas para la supervivencia y existencia del ser humano.

Necesidades de seguridad: seguridad física, de salud, de recursos, de vivienda, de orden y estabilidad. Son indispensables para el desarrollo de las personas.

Necesidades de pertenencia/afiliación y amor o sociales: amor, amistad, pertenencia, compañerismo y afecto. Referidas a la formación de grupos, afiliación y pertenencia social.

Necesidades de estima o reconocimiento: amor, estima y respeto propio y de los otros, además de reconocimiento social. Cuando nos sentimos carentes de autoestima, nos percibimos inferiores, desalentados e indefensos. Son necesidades relacionadas con el agradecimiento y las recompensas sociales.

Necesidades de autorrealización: es el pináculo de las jerarquías innatas y depende de la máxima satisfacción y realización de nuestras capacidades y talentos. Se relaciona con la forma de alcanzar la plenitud y realización de nuestras máximas capacidades en lo ético, la creatividad, la resiliencia y la resolución de problemas.

Las personas con las necesidades innatas cubiertas, llegarían a su máximo potencial idealmente y tendrían las siguientes características:

 

Percepción clara de la realidad (p.ej., ver la vida sin prejuicios),

Aceptación del yo, de otros y de la naturaleza (p. ej., reconocer sus cualidades y defectos),

Espontaneidad, sencillez y naturalidad (p. ej., tienen seguridad para ser ellos mismos),

Dedicación a una causa (p. ej., tienen interés por problemas fuera de su mundo interior. Son comprometidos, y poseen un sentido de misión),

Independencia y necesidad de intimidad (p. ej., se aíslan y dependen de sí mismos para obtener sus satisfactores),

Frescura de apreciación (p. ej., aprecian lo que tienen y no lo que les gustaría tener: una puesta de sol, una obra teatral o un regalo de cumpleaños),

Experiencias místicas cumbre (p. ej., semejante a una experiencia religiosa mística, durante la cual el individuo se siente poderoso),

Interés social (p. ej., interés y empatía por la humanidad),

Relaciones interpersonales profundas (p. ej., tener amistades íntimas duraderas),

Tolerancia y aceptación de los otros (p. ej., tener una estructura democrática sin prejuicios, aceptando la personalidad y el comportamiento ajeno),

Creatividad y originalidad (p. ej., estar dispuesto a cometer errores y aprender de ellos, siendo abiertos y humildes) y.

Resistencia a la presión social, (p. ej., ser autónomo, independiente, auto suficiente y regirse por su propio carácter y no por las normas sociales). (Schultz & Schultz, 2009, pp. 310-311).

En la singularidad de las relaciones de pareja sanas mutuas y consensuadas existe el desarrollo y el crecimiento. Evidentemente, para ello el camino a pesar de tener obstáculos tiene muchas soluciones orientadas: al amor y compromiso, la comunicación, la confianza, el respeto, la honestidad, la igualdad, el respeto por la identidad individual, el valor y el respeto como personas, la empatía, el apoyo, la solidaridad, la inteligencia emocional, el sentido de pertenencia, afiliación y muchos otros más.

 

De acuerdo al filósofo griego Aristóteles, el ser humano; es un ser social y dispuesto por la naturaleza a vivir con otros. Además, el ser humano, solo puede alcanzar la felicidad viviendo en sociedad.

 

El ser humano es un ser relacional, que establece vínculos y al estar inserto en grupos sociales interactúa a través de una red de intercambios. Y, la comunicación verbal y no verbal, es un medio para establecer esos vínculos. Nos vinculamos a nuestros padres, hermanos, amigos, familiares, instituciones y diferentes grupos sociales. Las relaciones sociales se desarrollan, evolucionan o involucionan desde la cuna hasta la tumba, lo que se conoce como ciclo vital, por procesos sistemáticos de estabilidad y cambio, que son intensamente marcados desde por el nacimiento y la infancia.

 

Nos relacionamos con los otros a través de diferentes estrategias a saber:

 

La afiliación es la necesidad que tienen los individuos en sociedad de cooperar… Es interdependencia, o sea el conjunto de situaciones en las que todo individuo, le es necesaria la presencia del otro para sobrevivir y perseguir sus propios fines.

La entrada en las relaciones sociales, intervienen dos aspectos sumamente importantes: el apego y la socialización.

El apego puede definirse como una relación afectiva que une a dos individuos a través de la valoración y la importancia que se conceden mutuamente, por lo tanto, se establece a partir de la combinación de dos elementos: los cuidados físicos y la seguridad afectiva-emocional. (Fischer, 1990, p. 35).

La socialización, serían las reglas que se aprenden para vivir en sociedad.

 

Las caricias son un elemento básico del lenguaje corporal que a todos nos gusta. Es una forma muy emotiva de expresar cariño y amor. Además, transmiten comprensión, apoyo y preocupación. Pero ¿sabías que no todas las caricias son iguales? A pesar de que existen muchas maneras de acariciar como, por ejemplo, en la cara, los labios, las piernas o en la espalda, pocas personas conocen su verdadero significado.

 

El tacto puede comunicar mucho más de lo que piensas. Por eso, conocer esos signos tan sutiles puede ser de utilidad para prepararnos ante alguna circunstancia. Si quieres conocer los tipos de caricias y su significado, sigue leyendo. En este artículo de Psicología-online encontrarás todos los detalles que buscas para que identifiques esas caricias que tienen un significado especial y que expresan diversos mensajes sin usar las palabras.

 

Las caricias son actos que buscan el contacto con otra persona y que realizamos con distintos objetivos según el vínculo que tengamos o al sujeto a quien se las realicemos.

 

De este modo, existen diferentes tipos de caricias dirigidas a distintas partes del cuerpo que comportan un nivel de intimidad diferente. No acariciamos a todo el mundo, puesto que este contacto se vincula con un tipo de relación más estrecha.

 

Asimismo, según la parte del cuerpo que acariciamos también variará el significado. Hay caricias que pueden demostrar una intención más seductora o sensual; en cambio, otras demuestran un vínculo fraternal.

 

En este artículo hablaremos de los tipos de caricias y qué características distintivas muestran cada una.

 

¿Qué son las caricias?

 

Entendemos por caricia un acto de búsqueda, de acercamiento interpersonal, de buscar interacción con otra persona expresando normalmente afecto o amor. Es decir, se vincula con una emoción positiva.

 

Los seres humanos somos seres sociales, y como tales necesitamos del contacto con otras personas. La comunicación es un factor muy importante que nos permite relacionarnos y establecer vínculos, habiendo distintos tipos de comunicación, no todo lo expresamos verbalmente, sino que también podemos utilizar nuestro cuerpo para transmitir lo que sentimos, comunicación que conocemos como no verbal.

 

Las caricias serían pues un modo de acercarnos y buscar la proximidad con otros sujetos, intentando así establecer un vínculo entre ambos, siendo este tipo de comunicación más estrecha que la verbal, que el lenguaje. Este acto comunicativo es primordial en los primeros años de vida, ya que ayuda a un correcto desarrollo del niño, pudiendo establecer una relación de apego con otro sujeto a quien percibirá como figura de protección y de apoyo.

 

Los principales tipos de caricias y su significado

 

Ahora que conocemos mejor qué entendemos por caricia, nos centraremos en concretar qué tipo de caricias existen según que parte del cuerpo acariciemos y qué significado pueden tener.

 

  1. Caricias en la cara

Cuando acariciamos la cara de alguien estamos expresando cierto grado de intimidad y de confianza. El propósito es comunicar nuestro afecto hacia la otra persona, que no se siente solo, que note nuestro apoyo y que sepa que puede contar con nosotros, tratamos que se tranquilice y relaje.

 

Así podemos ver este tipo de caricias en relaciones fraternales, padre-hijo, en este caso este tipo de actos ayudan a establecer y fortalecer el vínculo, la relación de apego, transmitiendo al niño que lo queremos, que puede contar con nosotros para lo que quiera y facilitando que pueda calmarse en momentos que se sienta intranquilo o tenga miedo. Este contacto físico es fundamental durante el desarrollo del niño para que este sea el adecuado.

 

Asimismo, esta clase de caricias también las observamos en relaciones de pareja, siendo esta también una señal de afecto y de estima hacia la otra persona. Expresamos que la otra persona nos importa y que nos preocupamos por su bienestar, ayudando así a aumentar la intimidad y confianza entre ambos.

 

  1. Caricias en el brazo

Las caricias en el brazo es un tipo de caricias utilizado con alta frecuencia, sobre todo entre sujetos que ya se conocen y se tienen aprecio, como podrían ser amigos o familiares. Los objetivos por el cual se realiza este acto pueden ser distintos, los más corrientes son expresar apoyo a una persona, comunicarle que puede contar con nosotros y nos tiene para lo que quiera, y transmitir afecto y que nos importa cómo se siente, así como ayudar a tranquilizar y a que se sienta más seguro.

 

Este tipo de caricias son reconfortantes, ayudando y motivando al sujeto a seguir adelante y a sentirse más seguro y acompañado en las actuaciones que debe realizar.

 

  1. Caricias frente a frente

Las caricias frente a frente son una clase de caricias que comportan un alto nivel de intimidad y confianza, puesto que la unión y cercanía que se consigue entre ambos sujetos es muy estrecha. Por este motivo, solemos ver este tipo de caricias entre individuos con un vínculo afectivo muy estrecho como padres e hijos o entre parejas que llevan tiempo o tienen una relación consolidada.

 

De este modo, es una manera de expresar afecto, que nos preocupamos por la otra persona y que realmente estamos comprometidos con él/ella. El grado de intimidad y conexión que supone este tipo de caricia también se vincula con las partes del cuerpo implicadas. Es decir, no utilizamos las manos, como normalmente sucede, sino que el modo de transmitir confort es con nuestra frente y la de la otra persona, partes situadas en la cara que como ya dijimos se relaciona con mayor afecto y estima hacia el otro sujeto.

 

  1. Caricias en la cabeza

Las caries en la cabeza, ya sean en el pelo o en el cuero cabelludo, son también una muestra de agresión y afecto. Jugar con el pelo de la otra persona o ayudar a peinarlo con nuestras manos es una muestra de preocupación y de tener cura hacia la otra persona, estar pendientes de su bienestar y buscar que se sienta cómodo.

 

Asimismo, cuando acariciamos la cabeza pretendemos también tranquilizar y calmar a la otra persona. Ayuda a relajar y disminuir la tensión corporal, disminuyendo el estrés o la activación tanto física como mental.

 

  1. Caricias en el cuello

Las caricias en el cuello se vinculan más con una relación más de carácter romántica, es decir se suelen observar entre sujetos que son pareja o tienen algún tipo de relación sexoafectiva. Así pues, acariciar el cuello comporta un incremento de la intimidad y confianza, pudiendo apreciar también otras zonas cercanas como las orejas y el cabello ya mencionado.

 

Este tipo de caricias pueden observarse en situación donde la intención es más seductora, más sexual o en situación más afectadas de demostración de mayor intimidad y unión.

 

  1. Caricias en la espalda

Las caricias en la espalda muestran distinto objetivo o intención, se pueden realizar de manera fraternal, entre familiares o amigos, buscando transmitir sensación de apoyo, seguridad, confianza, confort o incluso calma y tranquilidad. También pueden observarse en relaciones de pareja o románticas con intención de excitar o activar al otro individuo, en este caso la connotación es más sexual.

 

De esta manera, según el modo de realizarlas, el sujeto a quien vayan dirigidas o la situación donde las ejecutemos compartan más o menos intimidad y se vinculan con distintos tipos de intención, de apoyo o sexual.

 

  1. Caricias en las piernas

Las caricias en las piernas suelen relacionarse con un objetivo seductor o romántico, es decir, se observan sobre todo en parejas o relaciones románticas. Acariciar las piernas comporta también cierto grado de confianza e intimidad, puesto que no es una zona que permitamos tocar a todo el mundo, reservándose a personas con las que realmente nos sentimos seguros y por las que sentimos afecto. Así, aunque puede realizarse también con el propósito de calmar o transmitir afecto o confort, como ya hemos visto, se suele observar más en situación con intención sexual o de seducción.

 

  1. Caricias en el hombro

Las caricias en el hombre se pueden relacionar con distintos propósitos, dependiendo también de quien las realice. Así, podemos hacer caricias o toquecitos en el hombre para intentar convencer o motivar a alguien a realizar un tipo de acción, en este caso el vínculo entre ambos será menos estrecho, comportará menor grado de intimidad. También se pueden hacer con la finalidad de calmar o reconfortar a la otra persona, ayudando a que se sienta más tranquilo.

 

Del mismo modo, funciona también como una muestra de apoyo al otro, transmitirle que estamos a su lado y que puede contar con nosotros para lo que quiera. Si el vínculo es más estrecho, como por ejemplo relación padre-hijos o relación de pareja, las caricias en el hombro expresarán mayor afecto y estima; en cambio, si la relación es menos intensa el objetivo suele relacionarse con un intento de convencer al otro.

 

  1. Caricias en la mano

Las caricias en la mano se pueden comportar distintos significados o intenciones según quien realice el acto de acariciar. Si lo hace un familiar puede tener el propósito de proporcionar apoyo o estima. Estamos expresando que nos importa la persona y queremos que ella lo sepa. Si se realiza en una relación romántica, suele vincularse con muestra de confort y muestra de estar a su lado.

 

Asimismo, también puede utilizarse como reclamo de atención, para llamar la atención de alguien con quien ya mantenemos una relación estrecha o a quien queremos mostrar nuestro interés. Relacionado con esta intención de reclamo de atención, según la confianza que tengamos esta caricia o contacto será más o menos intensa o duradera. Es decir, si estamos iniciando la relación, nos estamos conociendo, este contacto será menos cercano comparándolo con cuando ya llevamos más tiempo con la persona.

 

 

Referencias bibliográficas

 

Erin Sánchez. (2022, mayo 3). Los 9 tipos de caricias (y qué expresan). Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/tipos-caricias

Gulledge, A., Gulledge, M. y Stahmannn, R. (2003) Romantic Physical Affection Types and Relationship satisfaction. American Journal of Family Therapy.

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San Martín, J.A. (2011) La comunicación profesor alumno. Educación y futuro.

Simons, Irwin y Drinnien 1987; Boeree 2006; Feist y Feist 2006.Jerarquia de necesidades de Maslow.

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